Seguridad de polipastos manuales

En el mundo de los polipastos y las grúas viajeras, la seguridad de polipastos manuales no es un trámite: es la diferencia entre una maniobra limpia y un incidente con consecuencias. Los polipastos de cadena o palanca están diseñados para levantar con precisión, pero errores comunes —amarres deficientes, tiro oblicuo (side-pull), sobrecarga o cadenas con torceduras— multiplican el riesgo.

Este artículo aterriza las mejores prácticas en lenguaje operativo: una inspección pre-uso en 2 minutos, técnicas para izar en vertical y con la carga centrada, criterios claros de fuera de servicio, mantenimiento básico y límites de operación (incluido el derating por bajas temperaturas).

También abordamos cuándo y cómo usar dos polipastos de forma excepcional y coordinada. El objetivo es que supervisores y operadores dispongan de checklists accionables, señales de alerta y pautas que puedas aplicar desde el próximo turno, sin teoría de más y con el enfoque más importante: si la carga no está centrada, no se levanta.

La seguridad de polipastos manuales empieza antes del primer giro de la cadena de maniobra. Nuestra regla de oro es sencilla: primero inspecciono, luego izo. En esta fase buscamos tres cosas: condición del equipo, condición de la eslinga/amarre y condición del entorno.

Revisamos que ambos ganchos (carga y sujeción) no tengan deformaciones, fisuras, aplastamientos ni apertura de garganta mayor a la del diseño. Verificamos que el pestillo (latch) cierre de forma segura y retorne por sí solo. Si el latch no cierra a 100% o hay holguras excesivas, no operamos. También confirmamos que la etiqueta de capacidad (CMU) sea legible.

La cadena es la columna vertebral del izaje. Debe estar limpia, lubricada y sin eslabones alargados, golpeados o con torceduras. Si detecto un kink (torcedura) o eslabones con desgaste irregular, retiro el equipo de servicio. Además, comprobamos que la cadena de maniobra corra suave, sin atascos.

Cuando el sistema emplea cables de acero (p. ej., en accesorios o eslingas de cable), aplicamos estas cuatro reglas:

Antes de despegar, elevamos solo unos centímetros. Esta mini-prueba confirma que el freno sostiene, que el amarre no desliza y que la carga no se inclina. Si algo no se siente “redondo”, nos detenemos y corregimos. En nuestra rutina diaria repetimos: “A baja altura pruebo el freno y el amarre antes de despegar.”

Nunca superamos la carga máxima de utilización marcada en el equipo ni utilizamos un polipasto con placas ilegibles. Si la CMU no está clara, el equipo no está listo.

La seguridad de polipastos manuales exige izaje vertical y alineado; cualquier tiro lateral (side-pull) maltrata el polipasto, daña el punto de anclaje y dispara el riesgo de fallo.

Verificamos que el punto de anclaje, el polipasto y el centro de carga estén en la misma línea. Si la geometría del sitio me empuja a un tiro oblicuo, replanteo: cambiamos el punto de anclaje, usamos aparejos adicionales o reubicamos la carga.

Un amarre correcto mantiene el centro de carga bajo el gancho. Si hay asimetrías, empleo eslingas con longitudes adecuadas o puntos de toma alternos para recuperar el equilibrio. Antes del izaje principal, tensamos y observamos: si la carga “quiere” girar o “cabecea”, reajustamos.

Evitamos levantar una misma carga con dos polipastos. Si es inevitable, calculamos el centro de carga y coordinamos la maniobra con un solo mando de voz (o señalista), subiendo/holgando en sincronía para no sobrecargar uno de los equipos. Aquí no hay atajos: planificación, roles claros y paso a paso.

Si al accionar la cadena de maniobra noto esfuerzo anormal (más del habitual para esa carga), paramos en seco. Puede haber rozamiento, un amarre defectuoso o un componente en condición fuera de servicio. Investigamos y corregimos antes de continuar.

Para mantener la seguridad de polipastos manuales con el paso de los turnos, hay que cerrar bien el ciclo: limpiar, lubricar, registrar y aislar.

Tras la operación, limpiamos y lubricamos la cadena/cable según las recomendaciones del fabricante. Quitar polvo, humedad o agentes corrosivos evita pitting, oxidación y agarrotamientos. En ambientes agresivos (humedad, gases, salinidad), incrementamos la frecuencia de estas tareas.

Respetamos el número de arranques por hora y el tiempo máximo de operación definidos por el fabricante. Abusar del ciclo térmico del freno y del tren de engranes acelera su degradación. Si la operación exige más ritmo, cambiamos el método (aparejos, ayudas, redistribución de cargas) en lugar de forzar el equipo.

Cuando el polipasto queda suspendido en reposo, nos aseguramos de bloquear o aislar el mando para impedir accionamientos involuntarios. Además, retiramos la carga si el paro es prolongado.

Mantenemos un registro con fecha, turno y firma de quien inspecciona. Las observaciones —por pequeñas que sean— deben quedar asentadas. Si aparece una no conformidad, el equipo sale de servicio y se etiqueta como NO USAR hasta su corrección o reemplazo.

La seguridad de polipastos manuales depende también del ambiente y de respetar los límites del fabricante.

En frío extremo la resistencia de materiales y la lubricación cambian. Nuestra pauta es: si el ambiente está por debajo de –15 °C, no supero el 50 % de la CMU o, si el fabricante indica un derating específico, aplico el más restrictivo. Si no puedo garantizar condiciones seguras, no ejecuto la maniobra.

Tres “clásicos” que no perdonan: sobrecarga, amarre improvisado y tiro oblicuo. La prevención es proporcional a la disciplina: validar CMU, elegir eslingas correctas y alinear equipo-carga.

Un kink no se “estira y ya”: se retira la cadena. La corrosión en cables avanza silenciosa; si hay alambres rotos, pérdida de diámetro o manchas profundas, fuera de servicio.

Saltarse la prueba inicial o coordinar mal un izaje con dos polipastos produce deslizamientos e inclinaciones inesperadas. Dos minutos de prueba y un solo responsable de señalización evitan el susto.

Con la seguridad de polipastos manuales como prioridad, las maniobras se vuelven predecibles y seguras. Nuestro mantra es claro: “Si la carga no está centrada, no levanto. Punto.” Con inspección en 2 minutos, prueba a baja altura, respeto de la CMU y mantenimiento con registro, el riesgo cae y la productividad sube.